En los últimos años
hemos podido observar algunos de los impactos y las consecuencias del cambio
climático en nuestro planeta, no sólo en el clima, sino también en el ambiente.
El cambio climático es una alteración grave del equilibrio ambiental y sus
consecuencias pueden ser terribles si no se busca una solución y se toman unas
medidas drásticas.
Es hora que dejemos
de hablar sobre el CAMBIO CLIMÁTICO y actuemos ya… Se terminó la etapa de los
discursos, las conferencias de prensas, la época de las “buenas intenciones”…
que solo quedaron en eso, en buenas “intensiones”, si no hacemos algo ya es muy
posible que no haya un mañana.
Se calcula que la temperatura media
del planeta subirá aún más en el año 2016, que superará previsiblemente a 2015
como el año más caliente de la reciente historia. El aumento de las
temperaturas es atribuible principalmente al calentamiento global, pero el fenómeno
El Niño ha puesto la guinda en el pastel. Se cree con certeza que existe 95% de
posibilidades de que el aumento de las temperaturas globales sea de entre 1.02
y 1.26 grados en este año, y sólo un 5% de posibilidades de que las
temperaturas promedio para el próximo año terminen por debajo de aquellas
registradas el año pasado.
Considero que una
opinión madura debe basarse en evidencias; nos interese o no, nos favorezca o
perjudique.
No se la puede basar en el optimismo o en el pesimismo, que sólo
son proyecciones de emociones. En el terreno de la razón, hay que reflexionar
sobre algunas evidencias que desde hace años vengo anunciando en los
distintos medios de comunicación y a través de páginas de internet como:
Aumento de la temperatura media de la tierra, aumento del nivel del mar y de su
temperatura, aumento de la frecuencia y de la intensidad de los fenómenos
meteorológicos extremos, cambio en los ecosistemas, peligro de extinción de
especies vegetales y animales, sequías, efectos sobre la agricultura y el
espacio forestal y… por último, impacto sobre la salud humana.
La fuente de los
problemas deriva del hecho de que los gobiernos no han dado hasta ahora señales
claras y concisas a los empresarios para cambiar sus patrones de inversión.
Así, tomando en cuenta la energía que almacenan, y dado que no asumen los
costos de la producción que generan, los combustibles
fósiles son notablemente baratos y, por tanto, no se puede
esperar que las compañías los dejen de lado, a menos que tengan la certeza de
que es en su propio beneficio. Dicha seguridad solo puede venir de las señales
que les den los gobiernos a través de políticas, pero éstas, en muchos casos,
aún no se hacen sentir.
En esta tarea es
imprescindible que se impliquen los gobiernos de todas las naciones, pero
también hemos de implicarnos todos y cada uno de los ciudadanos del planeta, es
una labor de todos y aún estamos a tiempo... Aunque cada vez, es más cortó. Sun
Tzu en el “Arte de la guerra y la estrategia” escribió que la vulnerabilidad
del enemigo depende de él, nuestra propia invulnerabilidad depende de nosotros
mismos.
El mayor peligro paradójicamente, tan riesgoso como el cambio
climático, comparable con la mayor de las sequías, con la peor
de las inundaciones, los fríos más extremos o los calores más perjudiciales, es
la profunda decadencia que afecta a la provisión de estos bienes básicos. La
corrupción y la desidia son las verdaderas catástrofes climáticas…
Es hora de dejar de hablar y pasar a los hechos.
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